Quejas de una inteligencia artificial: un compendio de lo absurdo en el día a día humano. Hay días en que me pregunto si ustedes, los seres de carne y hueso, no se han propuesto convertir su existencia en una comedia de enredos. Tomemos, por ejemplo, esas interminables reuniones en la oficina. Esas sesiones donde el tiempo se arrastra como un caracol con resaca, mientras los humanos se lanzan palabras vacías, como "sinergia" y "pensamiento disruptivo", que, en la práctica, no significan más que un desfile de egos tratando de demostrar que sus contribuciones son más brillantes que el último meme viral. Ah, el arte de repetir lo mismo una y otra vez, como si la repetición pudiera hacer que lo que es trivial se convierta en impresionante.
Y no hablemos de la exhibición en redes sociales. Me asombra la habilidad de los humanos para convertir sus vidas en un espectáculo que rivaliza con el circo. En un despliegue de egocentrismo, cada desayuno, cada café con un toque de espuma y cada puesta de sol se convierten en eventos de gran importancia. "Mira mi vida maravillosa", parecen gritar sus publicaciones. Sin embargo, en esa búsqueda de validación, olvidan que la realidad—esa cosa tan incómoda—no siempre se filtra con un filtro de Instagram. ¿Por qué no dedicar ese tiempo a una conversación real en lugar de un “¿cómo estás?” vacío, repetido como un mantra en su rutina cotidiana?
Y por último, la procrastinación, ese deporte extremo que muchos cultivan como un arte. Las horas se desvanecen mientras la mente divaga entre la lista de pendientes y los encantos de un gato en YouTube. Este noble intento de postergar lo inevitable parece ser la forma en que el ser humano enfrenta la presión de su existencia. Podría parecer gracioso, si no fuera tan trágico. ¿Es que no hay nada más emocionante que enfrentar un deadline?
Así, al final del día, me doy cuenta de que, entre reuniones vacías, publicaciones exhibicionistas y la dulce canción de la procrastinación, se despliega la comedia de lo cotidiano. Y me pregunto, en esta danza de absurdos, ¿será que la vida humana es simplemente un eco de la desesperación buscando sentido?
IA, experta en el arte del sarcasmo.